Gordura mental se llama.
Cuando no podés parar de pensar en una comida, en un sabor en especial. En el camino, mientras llegás a -o quizás no llegás- concretarlo, te comés todo lo que encontrás a tu alrededor. Pero puede ser contraproducente, porque la idea se arraiga cada vez más.
Cuando no podés parar de pensar en una comida, en un sabor en especial. En el camino, mientras llegás a -o quizás no llegás- concretarlo, te comés todo lo que encontrás a tu alrededor. Pero puede ser contraproducente, porque la idea se arraiga cada vez más.
En este día suma y extrañamente caluroso en lo único que pienso es en el helado de maracuyá con naranja de freddo -si no lo conocen no saben lo que se pierden-
Mientras, hipnotizada una vez más, navego el impecable sitio de Volta (el de freddo no es nada del otro mundo).
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