lunes, 11 de enero de 2016

Una estrella



Es muy raro lo que sucede cuando muere un artista como él. Porque nunca nos imaginamos sintiendo dolor y pena por la partida de alguien a quien no conocimos personalmente, pero es lo que nos pasa a muchos.
¿Por qué?
Supongo que tiene que ver con los sentimientos que nos despertaron mientras vivieron, con su obra. Esas mismas emociones que me provocaban sus discos, que empecé a escuchar con orden cronológico de publicación, orden que en un momento rompí, para que él y su genialidad me rompan la cabeza. Emoción que sentía en los últimos días al tener que diseñar flyers y gifs para un cliente llamado como él. 
Son esos sentimientos que despiertan los artistas trascendentales, que te hacen comprender en una estrofa la complejidad de una relación, que te hacen sentir una especie de escalofrío con unos acordes, y que con su música te pueden hacer bailar con tanta intensidad como llorar. 
Que te hacen caer en la cuenta que hasta su última obra tiene un enorme significado, el de la despedida. 
Que sintetizan lo extremadamente maravillosa, y al mismo tiempo absurda, que es la vida. 

Estuviste acá Bowie, nos emocionaste a todos, y te fuiste de nuevo a la eternidad de donde viniste.

Gracias.